BAZA: Tormenta de emociones descarga sobre la ciudad de Baza durante el recorrido del Cascamorras
Una vez más, las calles de Baza fueron el escenario de una marea humana teñida de negro, aceite ecológico y emoción colectiva. El Cascamorras ha vuelto a cumplirse con todo su esplendor, reafirmando una tradición de más de cinco siglos que sigue emocionando a vecinos y visitantes. Ni las previsiones de lluvia ni los desafíos logísticos han sido obstáculo para que más de 20.000 personas, según datos del Ayuntamiento de Baza, vivieran una jornada marcada por la intensidad, la algarabía popular y la fidelidad a una de las fiestas más singulares de España.
Este año, el joven accitano Fran Vera fue el encargado de encarnar al mítico Cascamorras, en una nueva tentativa de arrebatar simbólicamente la Virgen de la Piedad —patrona de Baza— y devolverla a su ciudad natal, Guadix. Como manda la tradición, su intento fue frustrado, una vez más, por la efusiva resistencia de la ciudad bastetana, que se volcó en impedir su objetivo con entusiasmo, litros de pintura negra y una energía contagiosa que ha convertido este evento en Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Desde primera hora de la tarde, el punto de salida y las calles principales del recorrido comenzaron a llenarse de corredores, curiosos y devotos. Todos con una única misión: celebrar una identidad compartida a través del juego, la resistencia y el color. A pesar de los avisos meteorológicos, el único “aguacero” que cayó fue el provocado por los cubos de agua, aceite y pintura que bañaron al Cascamorras y a sus acompañantes en su fracasada pero gloriosa carrera.
Fran Vera, visiblemente emocionado y exhausto al término del recorrido, expresó su gratitud por el calor humano recibido durante toda la jornada y se postró ante la Virgen de la Piedad en uno de los momentos más emocionantes del recorrido.
El dispositivo de seguridad, formado por más de un centenar de efectivos entre Policía Local, Protección Civil, Cruz Roja y servicios sanitarios, funcionó sin incidentes graves que lamentar.
Mientras tanto, Guadix ya se prepara para recibir a su héroe derrotado el próximo 9 de septiembre, donde la historia volverá a repetirse —esta vez en clave accitana— con nuevas dosis de pasión, color y espíritu festivo.
Una tradición viva que no entiende de derrotas
El Cascamorras, lejos de ser solo un espectáculo, sigue consolidándose como una cita imprescindible del calendario festivo nacional. Su simbolismo, su carga histórica y su carácter integrador atraen cada año a miles de personas de toda España y del extranjero, fascinadas por una manifestación popular que ha sabido mantenerse fiel a sus raíces sin dejar de evolucionar.
Baza, una vez más, ha cumplido con su papel: custodiar con fervor la imagen de la Virgen de la Piedad, celebrar su cultura y recibir al Cascamorras con los brazos —y los cubos— bien abiertos.
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